Leyendo el artículo escrito por Carlos Rhenals el día de ayer en el periódico El Heraldo, estoy totalmente de acuerdo con lo que allí esboza, por este motivo he decidido hacerle eco en mi blog, porque creo que los que eramos más, cada día nos volvemos minoría por causa de las minorías.
Conmino a la Alcaldesa de Barranquilla y a los honorables concejales que se rasgan las vestiduras por las minorías, que más bien piensen en cómo hacer que Barranquilla florezca y empiece a ser la ciudad de cielos abiertos, la Barranquilla bendecida, prosperada y preparada para el TLC!!!
De paso que piensen también en minorías como las comunidades afroamericanas, indígenas, en los minusvalidos (los edificios de gobierno no están diseñados amablemente para ellos), enfermos de VIH, ciegos, sordos, mudos... por qué no tener un presupuesto para todos ellos?, hace poco una amiga me decía que los restaurantes en Barranquilla no tienen opciones de sus cartas en Braille y para quienes son invidentes es difícil saber cuál menú escoger, los mismo pasa con documentos de gobierno. Por qué por estas minorías no se hace tal escándalo si de ellos ni siquiera se habla? por qué solo se quedan discutiendo sobre la minoría que cada día se hace mayoría? y que conste que no tengo nada en contra de la comunidad LGBT, sólo que no creo que deban tener un trato distinto a las demás minorías, ni que sus temas sean más importantes que los de los demás.
Por Carlos Rhenals
http://www.elheraldo.co/opinion/columnistas/diferir-no-es-agredir-69427
Ya no sabemos qué palabra
usar cada vez que vemos los avances y alcances que pretende implementar la
política, en términos de atacar la discriminación, en la educación de nuestros
hijos. Hoy nuestros legisladores tratan de generar un cambio de base social que
busca conducir a nuestros niños y jóvenes a una educación homosexual y
transgenerista, más que a una protección simple contra la discriminación en
términos de señalamientos por tendencias sexuales.
Defender la no
discriminación hacia la comunidad LGTB no puede ser confundido con promover la
enseñanza de nuestros niños y jóvenes en las prácticas sexuales sin regla
alguna, si existe un derecho para todo padre es el de formar – basado en su
credo– la estructura de su hogar, estableciendo principios y valores que deben
ser defendidos y no vulnerados por la sola petición de una minoría que piensa
diferente.
¿Si un gobierno
obliga a alguien a cambiar su opinión y margina su fe, no es eso acaso un acto
de discriminación?
Cualquiera que sea
nuestro credo debemos respetar a todo ser humano sin importar su condición,
opinión o tendencia, pero el día que seamos obligados a cambiar nuestras
opiniones y modelos de conducir nuestra vida moral, poniendo en riesgo la fe
que profesamos estamos frente a un caso de contundente discriminación por
principios religiosos.
Los concejales
Esther Molinares y Máximo Acuña sin duda representan un gran sector que tiene
en sus principios de fe y convivencia un profundo desacuerdo con las prácticas
que promueve la sociedad LGTB y solo por no apoyar sus conductas es inaudito
que se señale su posición como discriminación a minorías.
La democracia
representativa lo describe claramente: Ellos están hablando con el apoyo y
respaldo de personas que piensan de la misma manera como ellos se han
pronunciado.
La cristiandad
promueve el amor, el respeto y la no discriminación, pero también dice que el
homosexualismo y todas sus variaciones no son agradables a Dios. En cuanto a
los honorables concejales que respaldan esa iniciativa, muy seguramente
emulando el ejemplo Obama, con todo el respeto que merecen les será bueno
recordar que pertenecer a un Estado laico no es sinónimo de ser amoral “Es
mejor agradar a Dios antes que a los hombres”, de acuerdo a las enseñanzas
bíblicas.
Hoy esta situación
particular es objeto de polémica y cuán importante es recordar que “Diferir no
es agredir”, por tal razón los cristianos y quienes les representan en el
gobierno debemos decir no a estas iniciativas, porque al tratar de defender a
un segmento de personas que merecen sin duda respeto y entendimiento, al mismo
tiempo están vulnerando y discriminando a todo aquel que no considera adecuada
tales prácticas.
Los concejales, con
el uso de poder otorgado noblemente muy seguramente por muchos de los
cristianos que hoy se enfrentan a semejante encrucijada, pretenden con este
golpe político y legal privilegiar a una minoría fomentando y promoviendo sus
ideas otorgándoles así privilegios que otros grupos no ostentan. La
discriminación debe ser condenada contra todos los grupo, ninguno más que otro
y ese derecho la constitución colombiana y las leyes ya lo han protegido, por
lo tanto la iniciativa en el Concejo posee otros fines que bien leídos exagera
e interpreta con poco balance las peticiones de esta minoría.
Por todo lo
anterior, nos preguntamos si dentro de nuestra sociedad actual se levantarán
hombres que defiendan los principios y valores que nos han regulados
milenariamente, hombres como los de la Biblia que hicieron resistencia
respetuosa a las leyes contrarias a los mandamientos divinos, tal como Abraham
en los tiempos de Sodoma, Daniel en Babilonia y Esther frente al Rey Asuero.
Por Carlos Rhenals
pcarlosr@gmail.com